FLORA VASCULAR

La flora vascular corresponde a todas aquellas plantas que poseen vasos conductores para transportar el agua y la savia dentro de su tejido. Entre estas plantas se encuentran helechos (Pteridophyta), plantas con semillas desnudas (Gimnospermas) y plantas con flores (Angiospermas), tales como peumos, bellotos, litres y quillayes.
Según lo planteado por Gajardo (1994) en la reserva se presentan dos formaciones vegetacionales: 1) el matorral y bosque esclerófilo y 2) el bosque caducifolio, subregión del bosque caducifolio montano, lo que sumado a diferentes situaciones ambientales como altitud, cuerpos de agua, pendientes y exposición de laderas van conformado una flora muy particular.
En base a diversas exploraciones realizadas en los pisos subandino y andino, desde el límite superior del bosque esclerófilo hasta las cumbres más alta del cordón, la riqueza de especies catastrada alcanzó a al menos 249 especies de plantas vasculares nativas y 12 alóctonas asilvestradas. (Romero F. et al. 2014).
Las líneas de base realizadas en el marco del proyecto GEF estimaron que la riqueza de especies presentes en el Cordón Cantillana suma un número cercano a 1000, lo que releva la importancia de conservar estas especies.
Algunas de las especies emblemáticas son la Avellanita (Avellanita bustillosi), El naranjillo (Citronella mucronata), belloto del sur (Beilschmiedia berteroana), belloto del norte (Beilschmiedia miersii), la palma chilena (Jubaea chilensis), el frangel (Kageneckia angustifolia), la llaretilla (Laretia acaulis), el roble blanco (Nothofagus macrocarpa), el guayacán (Porlieria chilensis), entre muchas otras.
A continuación se presentan algunas imágenes de la gran variedad de colores y formas que regala la flora del Cordón Cantillana.